Un grupo de navegantes zarpando del
Puerto de Ushuaia rumbo sur hacia el mítico Cabo de Hornos, un grupo
de islas que emergen caprichosamente en un mar imponente, árido como
pocos, contorneadas por un sinfín de cachiyuyos seria el paisaje que nos acompañaría
durante los 10 días de esta travesía.
Aquí estamos,
Cristian, Martina, José y Luis, ex alumnos de Patrón de la escuela con quienes
estoy compartiendo uno de mis sueños de navegante, navegar las aguas mas
australes de mi país, reconocer en esta realidad que se me presenta, cada lugar
que previamente recorrí en las cartas de
papel, sus caletas, sus pasajes, esas islas que hace tiempo atrás formaron
parte de nuestro
territorio y que hoy navegamos bajo la atenta vigilancia de la prefectura chilena. Es el comienzo, conocer el lugar, aprender a navegar ese mar, saber algo más de la meteorología de altas latitudes, es el comienzo….
territorio y que hoy navegamos bajo la atenta vigilancia de la prefectura chilena. Es el comienzo, conocer el lugar, aprender a navegar ese mar, saber algo más de la meteorología de altas latitudes, es el comienzo….
Islotes e islas que vamos dejando por el
través, las Warden, las Bridges, las Wllie y el Faro Les Eclaireus que tantas
veces imaginé, se asomaba por la amura
de estribor, habitado por una manada de lobos marinos adormecidos bajo un sol
indeciso, que nos acompaño las 25 millas que navegaríamos hasta Puerto
Williams, nuestro primer destino.
Una meteorología propia de esas latitudes nos
daba la bienvenida con los chubascos repentinos, el primero nos tomo de
sorpresa, luego ya los veríamos acercarse en las nubes y en los remolinos que
sobre el mar levantan los williwaw que bajan vertiginosamente de las laderas de la montañas, espuma
de un mar que vamos conociendo a medida
que descontamos millas en cada
singladura.
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